Hoy es el aniversario del día D. 70 años desde el comienzo de la invasión aliada de la Europa dominada por el III Reich. Hoy escuchaba en la radio belga dar las gracias a esos héroes que vinieron a devolverles la libertad robada por los nazis alemanes. Ni una mención a los nazis belgas y los colaboracionistas. Aquí, como en el capítulo de los Simpson, estaban todos de vacaciones entre el 39 y el 45.
Esto me ha llevado a un hilo de pensamientos que me gustaría compartir con vosotros. Dicen que quien olvida su historia está condenado a repetirla. ¿y quién además la tergiversa?. Está claro que la historia la escriben los vencedores. Pero ya hay tiempo de sobra entre nosotros y muchas de las guerras como para dejar de mirarlas con ojos de vencedores o vencidos, y dejar de considerar que hay muertos de los nuestros y de los de ellos, muertos de los rojos y de los nacionales, muertos de los liberadores del mundo –los americanos y sus aliados, claro- y de los opresores del mundo –el eje-, muertos de los buenos y de los malos. Son igualmente personas que perdieron la vida, defendiendo su país, un ideal, o simplemente, obligados a ir al frente. Y tanto vale la vida del uno como la del otro.
Me da rabia cuando en España sigo oyendo hablar de los rojos y de los nacionales, de "los otros", de pedir justicia solo para la mitad de los muertos. "Los otros ya la tuvieron", me responden. Pero aquello no fue justicia, fue venganza. Me da rabia cuando oigo hablar de los alemanes como si todos hubieran sido nazis y los japoneses salvajes. O de los americanos y franceses como si fueran santos y jamás hubieran cometido una masacre. En una guerra ningún bando juega limpio. Y es por eso que acciones individuales de valor para salvar a un camarada, y no para defender ninguna bandera, o acciones locales, como la tregua del 14 para celebrar la Navidad, o aquél pueblo japonés en el que los aldeanos atendieron y cuidaron las heridas a los tripulantes del B29 que se estrelló allí en vez de matarlos con lanzas de bambú, las acciones en las que se muestra nuestro lado más humano, son las que nos emocionan, y no aquellas en las que los generales ganaron batallas a costa de perder la vida de sus hombres en sucesivas oleadas, hasta agotar al enemigo.
Ya va siendo hora de en Europa, y en España, hacer justicia a todos los caídos, y no pedirla solo para unos pocos. "Paseillos" de vecinos egoístas y vecinos que se jugaban su pellejo por sus amigos, independientemente del bando, Buenos y Malos, demonios y mártires hubo en todos los bandos. Y ambos tienen en común los muertos, las familias destrozadas, vidas deshechas. Ya va siendo hora de dejar de celebrar días de la victoria, y empezar a celebrar el día que terminó la guerra, de recordar a políticos y generales de uno u otro bando, y honrar la memoria de los muertos, de TODOS los muertos.