Seguramente, si tuviese que escoger el vídeo que me define, es este. Así nos sentimos muchos aerotrastornados/as. No dejamos de ser gente que no hemos dejado de emocionarnos al ver pasar un avión, y seguimos levantando la vista hacia el cielo a ver cómo los aviones dibujan líneas blancas. Tambien corro con los brazos extendidos a veces, o los extiendo como alas al soplar viento frente a mi, como si fuese a levantar el vuelo.
La cara de felicidad que se me pone cuando veo a Cástor bailando con el aire en su Sukhoi, o la emoción que siento al oir arrancar un Corsair, o ver despegar un Harrier... no dejan de ser el niño que jugaba con su 109 marrón, con su 212 azul, con su Tomcat rojo y blanco... con su Niuport 28 amarillo queriendo salir de este cuerpo de adulto que le agobia y atormenta con problemas, con trabajo, con facturas e hipotecas. El niño que montaba maquetas deseando algún día construirlos en grande.
vídeo via MiniAerotrastornados. Una entrada como esta solo podía ser la entrada número 747 en este blog...
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