A Onoda lo mandaron a la isla de Lubang, en el archipiélago de Filipinas, para espiar a Estados Unidos. Llegó allí el 26 de diciembre de 1944. Sus órdenes eran espiar a los estadounidenses mientras realizaba labores de sabotaje y guerra de guerrillas, y dar su vida antes que rendirse. Los Aliados derrotaron al Eje en el 45, y Estados Unidos a Japón en Filipinas antes. Pero el Teniente Onoda evitó su captura. Mientras casi todas las tropas en la isla se retiraron, se rindieron (algunos más se suicidarían y otros cargarían a lo Banzai, estoy seguro), Onoda y sus soldados se refugiaron en la selva y siguieron haciendo la guerra por su cuenta. No creyeron los mensajes de que la guerra había finalizado, pues como teniente de inteligencia que era, supuso que eran mensajes falsos radiados por los estadounidenses para hacer que se rindieran.
Y así, durante 29 años, vivió escondido en la jungla, sobreviviendo con lo que cazaba o robaba a los locales. Después de 29 años había perdido a sus camaradas por diversas circunstancias. Y finalmente, en 1974, consiguieron que Onoda se rindiera: su antiguo superior viajó a Lubang para transmitirle que había sido relevado de sus deberes militares. Onoda salió de la selva con su uniforme y su espada.
Cuando llegó a Japón fue recibido como un héreo. Sin embargo no fue capaz de adaptarse al Japón post Segunda Guerra Mundial y se trasladó a Brasil donde montó una granja. En Filipinas era acusado de múltiples muertes. En 1996 el gobierno filipino le perdoní, pero los parientes de las personas que supuestamente había matado Onoda le demandaron.
En 1984 comenzó una organización para entrenar a los jovenes japoneses en técnicas de supervivencia, las que había adquirido durante casi 3 décadas en la jungla, cuyas aventuras detalla en su libro "No Rendirse: Mi Guerra de 30 años". El Japan Times recomienda algunos extractos del libro http://www.japantimes.co.jp/life/2007/01/16/people/hiroo-onoda/
Onoda nunca se arrepintió de los 30 años que perdió en la selva "Yo era un oficial y recibí una orden. Si no podía cumplirla tendría que sentirme avergonzado. Soy muy competitivo", dijo.
Onodo murió de neumonía en diciembre, en Tokio.
Vía Hiroo Onoda, Japanese soldier who long refused to surrender, dies at 91
Y así, durante 29 años, vivió escondido en la jungla, sobreviviendo con lo que cazaba o robaba a los locales. Después de 29 años había perdido a sus camaradas por diversas circunstancias. Y finalmente, en 1974, consiguieron que Onoda se rindiera: su antiguo superior viajó a Lubang para transmitirle que había sido relevado de sus deberes militares. Onoda salió de la selva con su uniforme y su espada.
Cuando llegó a Japón fue recibido como un héreo. Sin embargo no fue capaz de adaptarse al Japón post Segunda Guerra Mundial y se trasladó a Brasil donde montó una granja. En Filipinas era acusado de múltiples muertes. En 1996 el gobierno filipino le perdoní, pero los parientes de las personas que supuestamente había matado Onoda le demandaron.
En 1984 comenzó una organización para entrenar a los jovenes japoneses en técnicas de supervivencia, las que había adquirido durante casi 3 décadas en la jungla, cuyas aventuras detalla en su libro "No Rendirse: Mi Guerra de 30 años". El Japan Times recomienda algunos extractos del libro http://www.japantimes.co.jp/life/2007/01/16/people/hiroo-onoda/
Onoda nunca se arrepintió de los 30 años que perdió en la selva "Yo era un oficial y recibí una orden. Si no podía cumplirla tendría que sentirme avergonzado. Soy muy competitivo", dijo.
Onodo murió de neumonía en diciembre, en Tokio.
Vía Hiroo Onoda, Japanese soldier who long refused to surrender, dies at 91
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